Si Superman está rezando es porque la cosa no tiene arreglo…
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Vamos, que no tengo todo el día.
Moraleja: En la vida nadie te ayuda cuando estás jodido , si te ayudan es porque te van a joder.
Un campesino lleva su camioneta al pueblo y el mecánico le dice que tiene que dejarla hasta el día siguiente, así que decide regresar caminando a su granja, que no queda lejos.
En el camino pasa por la ferretería y compra un balde y un tarro de pintura. Allí, un vecino le entrega dos gallinas y un ganso que le debía.
Ahora nuestro granjero tiene un problema: cómo llevar todo a casa caminando. Mientras piensa cómo hacer, se le acerca una mujer y le pregunta cómo llegar a la granja de los González; el campesino le dice que va en esa misma dirección, y que si no tuviera que llevar esa carga la acompañaría.
La señora le dice:
-¿Por qué no pones la lata de pintura en el balde? Lo llevas en una mano; te pones una gallina debajo de cada brazo y llevas el ganso en la otra mano…
El granjero lo hace así y acompaña a la mujer. A medio camino le dice: Conozco un atajo que nos saca del camino principal, pero nos ahorramos un kilómetro.
La mujer lo mira con desconfianza y responde:
– Soy una viuda solitaria sin un hombre que me defienda. ¿Cómo sé que no me vas a llevar por el medio del campo, me vas a poner contra un muro y vas a abusar de mí?
– ¡Pero señora! Aun cuando quisiera, ¿cómo lo hago? Llevo un balde, una lata de pintura, dos gallinas y un ganso. ¿Cómo hago para apretarla contra un muro y abusar de usted?
– Pues mira, pones el ganso en el suelo, lo cubres con el balde, colocas la pintura encima del balde, y yo te aguanto las gallinas…
Un hombre fue llevado de emergencia a un hospital administrado por monjas, para ser operado tras sufrir un accidente de tráfico.
Después de la operación, el hombre despertó y una monjita estaba a su lado.
-Señor Pérez, la operación fue un éxito. Sin embargo, necesitamos saber cómo piensa pagar la cuenta del hospital. ¿Tiene usted seguro de gastos médicos?»
– No
– ¿Puede pagar en efectivo?
– Me temo que no, hermana
– Entonces, ¿tiene usted parientes cercanos?
– Sólo una hermana, pero es una monja solterona sin un céntimo
– Disculpe que lo corrija. Las monjas no somos solteronas; las monjas están casadas con Dios.»
– ¡¡¡Magnífico!!!! Por favor envíele la cuenta a mi cuñado
Y ASÍ NACI? EL «QUE DIOS TE LO PAGUE»
Diálogo mantenido en el trabajo entre mis compañeras [I] y [V]
[I]: Le he hecho un traje de gitana nuevo a mi niña
[V]: ¿Sí?
[I]: Si y no sé si hacerme yo otro, ya veré
[V]: ¡Vamos! ¡Te quejarás!
[I]: Pues lo mejor de todo es que a mi niño lo voy a vestir de nazareno.
[V]: ¿Ah, sí? y ¿cuantos días lo vas a vestir?
Se hizo el silencio y de momento todos nos hartamos de reir
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Dicen que no es bueno no acostarse sin saber algo nuevo, así que voy a aportar mi granito de «sabiduría» con un poco de cultura popular.
Te aclaro el origen de la frase «echar un polvo».
Data de los felices años 20, unos años mágicos. España no se había metido en la guerra mundial y tuvo una postguerra muy feliz.
Los españoles conocieron el hedonismo, la buena vida y por consecuencia se incrementó el vicio del tabaco inhalado (el celebre rapé). Todos los hombres que se preciaban de elegantes llevaban en su bolsillo un bonito recipiente, en forma de caja, donde había polvo de tabaco (rapé), que se intercambiaba como signo de cortesía ¿quieres echar un polvo?. Pero como era de mala educación inhalar ante señoras, los hombres cuando sentían el síndrome de abstinencia salían del salón, con la excusa de echar un polvo.
Pero muchas veces la ausencia del salón, no era exactamente para inhalar rapé sino para tener un encuentro con alguna damisela en las habitaciones altas que tenían todas las casas de «buena familia» y se ausentaba diciendo: ??Voy a echar un polvo?, y se perdía por las habitaciones, donde se encontraba con su amante para un encuentro sexual…..
¿A que no lo sabías?
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