Autor: Dorian Gray (Página 2 de 30)

El Capitán América y el universo Marvel

El Capitán América forma parte del universo Marvel, igual que los 4 Fantásticos, la Patrulla X o Spiderman, es normal que coincidan en muchas historias en los comics, por eso fue una decisión controvertida que Chris Evans, que había sido la Antorcha Humana de los 4 Fantásticos, interpretara a Steve Rogers (Capitán América)… de todos modos no parece que esté en los planes inmediatos para el cine el hacer una especie de super Secret Wars con todos los personajes en pleno, la idea era juntar sólo a los Vengadores originales, y como las películas de los 4 Fantásticos tampoco lo petaron pues nadie se acordaría de la jeta del Evans

Mi veredicto es que Evans conecta muy bien con el personaje, y si en los 4 Fantásticos prácticamente no me fijé en él, aquí consigue involucrarte con el Steve Rogers canijo y con el superesteroides de igual modo

Hay que entender que el personaje del Capitán América nace en 1941, años antes de que existiera la Marvel, en una editorial que se llamaba Timely Comics, y su función era puramente propagandística para animar la moral de niños y soldados en el contexto de la II Guerra Mundial, su inclusión en el universo Marvel se hace años después con el argumento de la congelación en el hielo, limando su carácter propagandístico e introduciendo progresivamente mayores detalles psicológicos, que era precisamente la vuelta de tuerca que había dado Stan Lee al género superhéroico y que tan buenos resultados le dio. Los superhéroes Marvel se enamoran, tienen problemas familiares, dudas sobre sus actos, en fin, no eran de una pieza en contraste con DC, que en aquella época tenían un tono bastante camp, influenciados por el éxito de la serie televisiva de Batman.

La película del Capi refleja muy bien esto con muchos guiños a los orígenes: hay escenas de niños leyendo Capitán América número 1 (en cuya portada sale dándole un puñetazo a Hitler), al principio utiliza el escudo original, que no era redondo, hay momentos en los que utiliza la idea que recorría Banderas de Nuestros Padres (Clint Eastwood), de que lo importante es fabricar héroes artificiales para ganar la batalla propagandística, incluso protagoniza sus propios seriales cinematográficos

Por supuesto, como dice algunos detractores del género, estas películas son, en el fondo, para niños, pero no quiere decir que no puedan ser disfrutadas por aficionados al fantástico en general o a los comics, sobre todo si tienen una realización decente… en mi opinión el universo Marvel y DC es lo más parecido que existe hoy en día a la mitología griega, con sus dioses y demonios paseándose sobre la faz de la tierra y librando sus batallas ante la mirada de los mortales (la obra de Alex Ross, por ejemplo, va sobre eso), así que el que no sepa quitarse de encima la pose fumapipa y disfrutar a un nivel más infantil o primitivo ES QUE ESTÁ MUERTO POR DENTRO.

Hasselhoff y Bob Esponja

Hace tiempo que no les hablo de mi querido David Hasselhoff, pero es que últimamente mis fantasías eróticas en las que soy un salvaje picto persiguiendo a Michael Fassbender atado y descamisado me tienen muy entretenido.

El caso es que el otro día vi esta secuencia en casa de un amigo en la que comparten pantalla estos dos monstruos de la escena, Bob Esponja y David Hasselhoff, y esa llamita que creía apagada en el fondo de mi corazón volvió a encenderse. ¡Qué grande es mi David!

y si pinchais aquí la escena completa.

Duda sobre redes sociales

Si A conoce a B y B conoce a C pero A y C no se conocen entre ellos y A ficha en Foursquare en la estación de Santa Justa y lo comparte en Facebook y el Foursquare de C pone que está en Atocha, y ambos cogen el AVE cada uno en sentido contrario mientras B se dedica a compartir fotos de hamburguesas neoyorkinas en su muro de Feisbuk, ¿a que distancia de Madrid se habrán terminado de leer los compartidos del Reader teniendo en cuenta que A tiene muchos amigos en el Ratblogs mientras que C sólo tiene conocidos de internet?

El futuro de Democracia Real Ya

Manifestantes en Sevilla, el jueves 19 de mayo

En el programa Al Rojo Vivo de ayer jueves, 20 19 de mayo, se sentaba en la mesa de debate el portavoz de Democracia Real Ya (DRY). Estuve viéndolo casi en su totalidad, y mi sensación final es un poco agridulce.

Para empezar, y estando en un debate casi mayoritariamente pro-manifa, el portavoz estaba muy verde, y no me pareció que supiera manejar bien las preguntas de los periodistas.

Por sus declaraciones, me temo que DRY ha entrado en una dinámica en la que no deberían haberse metido, estuvo hablando de asambleas participativas en las plazas, en las que se decidían puntos de una especie de programa de actuaciones para resolver el paro, la dependencia del sistema financiero, la corrupción, etc… A mí esto me suena a, que una vez en la calle, los movimientos más vinculados a la izquierda están tomando el control de lo que pasa (de siempre les ha encantado a los comunistas arreglar el mundo en asambleas de este tipo)… Democracia Real Ya, como movimiento originado en la red y con una base apartidista, debería haberse mantenido fiel a su origen y no caer en esa trampa. No puedes decir que eres una organización que pide el voto responsable, que respetas la democracia parlamentaria, y andar elaborando, paralelamente, una especie de programa electoral. Para eso haberte constituido en partido político y haber defendido un programa, como muchos críticos argumentan.

Por eso, me parece mucho más coherente la postura del colectivo que precedió a DRY, los de #Nolesvotes, la que expresan por ejemplo Enrique Dans y Ricardo Galli en un vídeo que publicó el primero en su blog. Este tipo de movimientos deben tener un sólo objetivo claro, que sería, en la terminología de Dans, hackear el sistema propugnando, por ejemplo, el voto a partidos minoritarios, y como mucho hacer una propuesta de cambio de ley electoral. Sólo de esta forma es posible canalizar un descontento ciudadano que es transversal a ideologías.

En conclusión, me parece que la atención mediática inesperada ha pillado fuera de juego no solo a los políticos, sino también a DRY, que de repente se han visto en cierta forma obligados a presentar una especie de ideario o programa propositivo. Lo positivo del movimiento es la movilización de la ciudadanía de forma descentralizada e independiente de partidos y sindicatos, no el convertirse en una especie de partido alternativo paralelo a las instituciones. Su mejor aportación es el precedente que supone. No sabemos en que se transformará DRY, o si desaparecerá, lo importante es saber que la próxima vez que querramos salir a la calle, seremos capaces de hacerlo sin recurrir a intermediarios.

Strauss-Kahn y el 15-m [SERIO]

Espero que los lectores habituales del PD me disculpen por esta entrada seria, pero creo que la ocasión la merece.

El inesperado éxito de la convocatoria realizada por Democracia Real Ya! el pasado 15 de marzo trajo también un aluvión de críticas a la escasa cobertura proporcionada por los medios tradicionales. La coincidencia de la detención de Strauss-Kahn motivó que muchos se preguntaran como era posible que se dedicara más tiempo al presunto violador que a algo que nos tocaba más de cerca.

Esta crítica es justa, pero, como voy a argumentar, por razones tal vez equivocadas. A lo mejor el problema no es que se dedique más tiempo mediático al director del FMI, sino qué tipo de información nos están suministrando, y, sobre todo, en este mundo globalizado, en el que el resfriado de un broker de Wall Street puede provocar desobediencia civil en Egipto, ¿por qué ningún periodista se pregunta que fino hilo es el que relaciona el apresamiento del director del FMI con la llamada Spanish Revolution?

Para intentar responder a estas cuestiones tenemos que hacer una parada en Irlanda. Recordemos que la mala gestión de algunos bancos irlandeses y los que invirtieron en ellos se saldó con el pago de la deuda a los acreedores (muchos de ellos otros bancos alemanes) por parte del Estado, de forma que las pérdidas privadas fueron socializadas vía gasto público. El pueblo irlandés tendrá que aportar a través de sus impuestos unos 250 billones de euros, o unos 120.000 euros por trabajador, mientras que los gestores de esos bancos y los inversores que «arriesgaron» su dinero se van de rositas.

Como contaba un excelente artículo del Irish Times el pasado 7 de mayo, días antes del rescate bancario el FMI puso sobre la mesa del Ministro de Finanzas, Brian Lenihan, un paquete de ayuda a Irlanda que no contemplaba el rescate de la deuda de los acreedores. Es justo acusar al FMI de imponer, a cambio de su intervención, medidas normalmente duras a los gobiernos, pues es lo que ha venido haciendo siempre, y en este caso estaba siendo coherente con su trayectoria, pero es que hasta los presupuestos liberales más arraigados se pueden tornar peligrosos y «antisistema», si perjudican a la casta financiera dominante, que el auténtico problema, la auténtica lucha en estos momentos, no son las desigualdades inherentes al funcionamiento normal de los mercados, sino el derrumbamiento de las reglas del juego capitalista y la sustitución, en su lugar, por los designios de una plutocracia privilegiada.

¿Por qué no se adoptó el plan propuesto por el FMI? En una reunión posterior de los ministros de finanzas del G7, el Secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, vetó el acuerdo, con la connivencia del Gobernador del Banco Central irlandés y, por detrás, la aprobación del Banco Central Europeo. En este caso, también Geithner fue coherente con su trayectoria, tras haber aprobado el rescate público de Goldman Sachs al comienzo de la crisis financiera, con un coste para el contribuyente americano de 13 billones de dólares. Los que hayan visto y entendido el documental, ganador de un oscar, Inside Job, ya saben de que palo cojea Geithner (que también estuvo unos años trabajando en el FMI), y es el de ser básicamente un hombre al servicio de Wall Street.

Los responsables de Inside Job se preguntan, hacia el final de la película, como es que, ante las claras evidencias de ilegalidad de muchas de las actuaciones que originaron el crash financiero inicial, no se haya procesado absolutamente a nadie, ni haya ninguna investigación criminal en marcha. Aunque no suelo ser amigo de las teorías conspiranoicas (y llegado este punto me voy a enfangar en el lodo sin pruebas que me respalden), no se me quita de la cabeza que, al igual que en muchas profesiones sabemos que, por corporativismo, se tapan las negligencias unos a otros, esta plutocracia financiera cuida de los suyos, porque no es justo que personas que viajan en jets privados y frecuentan los mejores clubs se vean de la noche a la mañana, como decimos en Andalucía, con una mano atrás y otra «alante».

Volviendo a Strauss-Kahn, ahora ex-director gerente del FMI (mientras escribía esto me entero de que ha dimitido), no pongo en tela de juicio que los cargos sean reales. Igual lo son, o no (muchos franceses son amigos también de las teorías conspiranoides). La pregunta que habría que hacerse es: ¿como es que en esta ocasión, sea cierto o no, no se han preocupado de taparlo? La respuesta podría ser: porque ya no era de los suyos, porque puso durante un tiempo en peligro los beneficios de unos pocos.

¿Qué lecciones podemos sacar de esta historia para el caso español? Los excesos del boom inmobiliario todavía no han terminado de pasar factura. Ante el aumento de los impagos los bancos y cajas en España se están reconvirtiendo en agencias inmobiliarias, intentando colocar a precios todavía irreales sus activos a los escasos ciudadanos que todavía tienen el coraje de querer comprar piso. La sobrevaloración de estos inmuebles es, probablemente, lo que está retrasando que algunas de estas entidades se declaren insolventes. Cuando esto suceda, ¿nos vendrá impuesta desde fuera una solución a la irlandesa? Muy probablemente.

Lo irónico de todo este asunto es que, cuando se alza la voz contra estos desmanes de la casta financiera que nos gobierna, que aprisiona gobiernos a su voluntad y tuerce las reglas del juego, esta nunca provenga de la derecha mediática (al menos aquí en España), sino de los «antisistema», o los «progres trasnochados», siguiendo la terminología de la caverna. Pero si la derecha fuera coherente o tan liberal como se autoproclama, estaría en la calle también, en vez de protestar porque Sol se llene de perroflautas, exigiendo que no caigamos en la tentación de caer en un nuevo rescate de los más ricos. La indignación que estos días recorre España de parte a parte procede, en parte, de una sociedad que se creyó en los años del boom económico que las reglas del capitalismo se aplicaban a todos, que nadie nos advirtió ni nos podíamos creer que, en época de vacas flacas, los muy ricos se dedicarían a salvar la vajilla, protegiéndose los unos a otros, mientras que al resto de los ciudadanos nos tocaría pagar los platos rotos.

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