Strauss-Kahn y el 15-m [SERIO]

Espero que los lectores habituales del PD me disculpen por esta entrada seria, pero creo que la ocasión la merece.

El inesperado éxito de la convocatoria realizada por Democracia Real Ya! el pasado 15 de marzo trajo también un aluvión de críticas a la escasa cobertura proporcionada por los medios tradicionales. La coincidencia de la detención de Strauss-Kahn motivó que muchos se preguntaran como era posible que se dedicara más tiempo al presunto violador que a algo que nos tocaba más de cerca.

Esta crítica es justa, pero, como voy a argumentar, por razones tal vez equivocadas. A lo mejor el problema no es que se dedique más tiempo mediático al director del FMI, sino qué tipo de información nos están suministrando, y, sobre todo, en este mundo globalizado, en el que el resfriado de un broker de Wall Street puede provocar desobediencia civil en Egipto, ¿por qué ningún periodista se pregunta que fino hilo es el que relaciona el apresamiento del director del FMI con la llamada Spanish Revolution?

Para intentar responder a estas cuestiones tenemos que hacer una parada en Irlanda. Recordemos que la mala gestión de algunos bancos irlandeses y los que invirtieron en ellos se saldó con el pago de la deuda a los acreedores (muchos de ellos otros bancos alemanes) por parte del Estado, de forma que las pérdidas privadas fueron socializadas vía gasto público. El pueblo irlandés tendrá que aportar a través de sus impuestos unos 250 billones de euros, o unos 120.000 euros por trabajador, mientras que los gestores de esos bancos y los inversores que «arriesgaron» su dinero se van de rositas.

Como contaba un excelente artículo del Irish Times el pasado 7 de mayo, días antes del rescate bancario el FMI puso sobre la mesa del Ministro de Finanzas, Brian Lenihan, un paquete de ayuda a Irlanda que no contemplaba el rescate de la deuda de los acreedores. Es justo acusar al FMI de imponer, a cambio de su intervención, medidas normalmente duras a los gobiernos, pues es lo que ha venido haciendo siempre, y en este caso estaba siendo coherente con su trayectoria, pero es que hasta los presupuestos liberales más arraigados se pueden tornar peligrosos y «antisistema», si perjudican a la casta financiera dominante, que el auténtico problema, la auténtica lucha en estos momentos, no son las desigualdades inherentes al funcionamiento normal de los mercados, sino el derrumbamiento de las reglas del juego capitalista y la sustitución, en su lugar, por los designios de una plutocracia privilegiada.

¿Por qué no se adoptó el plan propuesto por el FMI? En una reunión posterior de los ministros de finanzas del G7, el Secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, vetó el acuerdo, con la connivencia del Gobernador del Banco Central irlandés y, por detrás, la aprobación del Banco Central Europeo. En este caso, también Geithner fue coherente con su trayectoria, tras haber aprobado el rescate público de Goldman Sachs al comienzo de la crisis financiera, con un coste para el contribuyente americano de 13 billones de dólares. Los que hayan visto y entendido el documental, ganador de un oscar, Inside Job, ya saben de que palo cojea Geithner (que también estuvo unos años trabajando en el FMI), y es el de ser básicamente un hombre al servicio de Wall Street.

Los responsables de Inside Job se preguntan, hacia el final de la película, como es que, ante las claras evidencias de ilegalidad de muchas de las actuaciones que originaron el crash financiero inicial, no se haya procesado absolutamente a nadie, ni haya ninguna investigación criminal en marcha. Aunque no suelo ser amigo de las teorías conspiranoicas (y llegado este punto me voy a enfangar en el lodo sin pruebas que me respalden), no se me quita de la cabeza que, al igual que en muchas profesiones sabemos que, por corporativismo, se tapan las negligencias unos a otros, esta plutocracia financiera cuida de los suyos, porque no es justo que personas que viajan en jets privados y frecuentan los mejores clubs se vean de la noche a la mañana, como decimos en Andalucía, con una mano atrás y otra «alante».

Volviendo a Strauss-Kahn, ahora ex-director gerente del FMI (mientras escribía esto me entero de que ha dimitido), no pongo en tela de juicio que los cargos sean reales. Igual lo son, o no (muchos franceses son amigos también de las teorías conspiranoides). La pregunta que habría que hacerse es: ¿como es que en esta ocasión, sea cierto o no, no se han preocupado de taparlo? La respuesta podría ser: porque ya no era de los suyos, porque puso durante un tiempo en peligro los beneficios de unos pocos.

¿Qué lecciones podemos sacar de esta historia para el caso español? Los excesos del boom inmobiliario todavía no han terminado de pasar factura. Ante el aumento de los impagos los bancos y cajas en España se están reconvirtiendo en agencias inmobiliarias, intentando colocar a precios todavía irreales sus activos a los escasos ciudadanos que todavía tienen el coraje de querer comprar piso. La sobrevaloración de estos inmuebles es, probablemente, lo que está retrasando que algunas de estas entidades se declaren insolventes. Cuando esto suceda, ¿nos vendrá impuesta desde fuera una solución a la irlandesa? Muy probablemente.

Lo irónico de todo este asunto es que, cuando se alza la voz contra estos desmanes de la casta financiera que nos gobierna, que aprisiona gobiernos a su voluntad y tuerce las reglas del juego, esta nunca provenga de la derecha mediática (al menos aquí en España), sino de los «antisistema», o los «progres trasnochados», siguiendo la terminología de la caverna. Pero si la derecha fuera coherente o tan liberal como se autoproclama, estaría en la calle también, en vez de protestar porque Sol se llene de perroflautas, exigiendo que no caigamos en la tentación de caer en un nuevo rescate de los más ricos. La indignación que estos días recorre España de parte a parte procede, en parte, de una sociedad que se creyó en los años del boom económico que las reglas del capitalismo se aplicaban a todos, que nadie nos advirtió ni nos podíamos creer que, en época de vacas flacas, los muy ricos se dedicarían a salvar la vajilla, protegiéndose los unos a otros, mientras que al resto de los ciudadanos nos tocaría pagar los platos rotos.

6 comentarios

  1. Quatermain

    Muy bueno el artículo y la reflexión, aunque yo, para ilustrar lo de la plutocracia habría puesto esta imagen:

  2. Dorian Gray

    :p LOL

  3. Jemact

    Esta claro que los partidos con claras politicas de derechas como PP Y PSOE(basandonos en la politica que hacen no en la que dicen) no quieren ni oir hablar del 15M es logico.

    Un saludo

  4. Txaby

    Amén

  5. Lopez

    Muy buen análisis aunque no comparto la reflexión final donde dices que nadie puede creerse que en epoca de vacas flacas los ricos se dedicarian a salvar la vajilla.

    Chico, no se, yo siempre he sido un currela mileurista y cuando veia hace muchos años la gente con un sueldo como el mio con mercedes y chalet flipaba en colores. Solo hay que saber sumar.

    Y en cuanto a que los ricos salven su vajilla, cualquiera que haya tenido un jefe ligeramente cabron sabe lo que es eso.

  6. Manolo

    Bueno, la derecha mediática puede que no diga nada, pero los partidos de derecha nacional sí (falange y similares)

    Saludos

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