Había oído esa expresión muchas veces: «eres peor que un grano en el culo», pero solo ahora alcanzo a comprender la verdad de dicha sentencia. Abróchense las orejas y dispónganse a escuchar ésta mi (dramática) historia, que les contaré en 3 capítulos.
Llevaba yo unos días bastante jodido con mi trasero, no sabía que era, si almorranas, si un tumor, si una ciclogénesis explosiva en mi ano o qué, pero cada día la cosa era peor. Dolor acompañado de fiebre, malestar general, dolor de cabeza… Fui al médico y este me encargó análisis y pruebas, pero que tardarían lógicamente un tiempo. El viernes pasado, cuando ya me disponía a salir de puente por ahí, pero con un dolor cada vez más intenso, fui por tercera vez a mi médico y éste me dijo que fuera al hospital y que me miraran en urgencias, no me fuera a ir de viaje con algo grave.
Mina me acompañó nada más salir del trabajo al hospital y paramos antes a comer algo en una cafetería cercana donde ya se produjo una concatenación curiosa de equívocos: yo pedí un montadito de jamón york y queso, pero el tiempo pasaba y no me traían nada. Por fin viene la camarera y lo que deja delante mía es una baguette de jamón serrano y queso. «¿Qué es esto?», exclamo. «Lo que has pedido», me dice Mina. «No, yo no he pedido esto, he pedido un montadito, y de jamón york». Pero bueno, habían tardado tanto que decido quedarme con la baguette de jamón, no vaya a ser que tarden ahora otra eternidad en traerme lo correcto.
Cuando voy por la mitad de la baguette viene la camarera con mi montadito de york y queso y otro de salmón que había pedido Mina. Queda claro entonces que me estoy comiendo el bocadillo de otro. Le explico a la camarera que no he dicho nada antes por habían tardado mucho y tenía hambre, ella me dice que no importa y que se llevará el montadito de york y me deja la baguette de jamón cobrándome lo mismo. Estamos de acuerdo y se lleva el montadito. Mina coge el otro y al darle el primer bocado dice: «Vaya, ahora se ha llevado el de salmón y me ha dejado el de york».
Tras comer salimos de allí antes de que la camarera cometiera otra equivocación más y entramos en Urgencias. En el mostrador de recepción les explico lo que me pasa y les doy un papel que me había dado mi médico para ellos. Al devolvérmelo el papel cae al suelo y yo, en un acto reflejo me agacho a recogerlo. Al agacharme eso me provoca un fuerte dolor en el culo, me incorporo rápidamente y al hacerlo me golpeo la cabeza con el mostrador. Yo no sé qué faltaba más en ese momento si unas risas enlatadas o la música de Benny Hill.
Ante la risa mal contenida de Mina, por fin entramos en la sala de espera donde, todo hay que decirlo nos van atendiendo en un tiempo razonable hasta que me pasan a la consulta del médico.
Naturalmente, el «paciente» era mi culo
El doctor, un hombre joven y guapetón me dice «bájese los pantalones», así, a bocajarro, sin invitarme a una copa ni nada, yo iba a replicarle que yo en la primera cita sólo doy la mano, pero cuando me quise dar cuenta ya estaba a cuatro patas encima de la camilla y con el culo en pompa.
Entonces miré a Mina que estaba enfrente mirándome con los ojos muy abiertos y comprendí que yo ya nunca sería el mismo para ella. Mi chica me estaba viendo allí, encima de una camilla, a cuatro patas, desnudo de cintura para abajo y lo que es peor, ¡con los calcetines puestos! Comprendo su expresión de horror, eso debía ser el antídoto de la lujuria, en ese momento temí que no me volvería a desear más y que mi vida sexual estuviera, desde ese momento, irremediablemente acabada.
Andaba yo con esas tribulaciones cuando sentí algo enorme abriéndose sitio por mi culo. ¿Es un plátano? ¿Es un misil? ¿Es un cohete lunar? No, era el dedo del médico. ¡Ay, doctor! No me había fijado qué manos más grandes tiene usted…
El doctor dice «Sí, aquí está» y le indica a Mina «Venga, venga, ¿quiere verlo?» Mina mueve entonces circularmente los ojos como Marujita Díaz pero mucho más lentamente, como a 33 revoluciones mientras deja escapar un «no gracias» al tiempo que mantiene admirablemente la compostura para no caerse redonda al suelo. Por fin el médico deja de tocar ahí y, sin darme un besito ni nada, me dice que me vista.
Me informa de que tengo un «abceso perianal» (relacionado con las fístulas) que para los que tengan menos estudios, les diré que aunque no sea exactamente eso, es algo así como un grano en el culo, para entendernos. Me manda un antibiótico y que vuelva al día siguiente para que lo vea el cirujano y decida si hay que operar o no. Se despide de nosotros con un «Ha sido un placer»
¿Un placer? Habrá sido para él, porque para mí que he visto las estrellas… si no hubiera tenido ese grano, no sé, lo mismo lo hubiera sido también y le pido el teléfono, eso nunca se sabe, pero en la actual situación les aseguro que placer, por mi parte no hubo ninguno.
Al día siguiente volvimos por Urgencias tal y como nos dijeron. En este caso me recibe el cirujano, quien tenía el pelo rubio y largo y un deje femenino ¿es que era el pianista de Parada? No, es que era una mujer, una cirujana. Así que de vuelta a la camilla a cuatro patas con el culo al aire y mis calcetines negros. Si albergaba alguna esperanza de que Mina olvidara esa estampa tan anti erótica, ahí estaba viéndola de nuevo.
La cirujana me dijo que me operarían esa misma mañana, me dio unos papeles para que los firmara y que me ingresarían en breve. Me puse a leer los papeles, que son los típicos en los que te ponen todo crudísimo y que si existe riesgo (aunque pequeño) de muerte, etc… Vamos, que te ponen un buen cuerpo… Pero hubo un párrafo que me llamó la atención:
La realización del procedimiento puede ser filmada con fines científicos o didácticos
¡Coño! ¿A que me encuentro a los dos días la operación de mi culo en youtube? Madre mía, yo, de todas formas firmé y al poco ya estaba en una habitación y con ese camisón abierto por detrás con el que vas enseñando el culo por ahí, como Jack Nicholson en «Cuando menos te lo esperas», haciendo tiempo pacientemente para el momento de… LA OPERACI?N
(Continúa en Parte II)
Por eso me dice a mi siempre Belagua que hay que llevar los calzoncillos y el ojete limpios!!!

Queremos ver el vídeo en YouTube!! Bueno, mejor no…
¿Y la manía que tiene todo el personal con querer enseñarte la herida?
Hombre es cierto que nos hemos reído cuando hemos podido, pero hay que reconocer que esto no es para deseárselo ni a tu peor enemigo
En fin a ver si podemos poner el «The end» a esta pesadilla
en breve
Quatermain, un abceso perianal no es un grano, es una infección en toda regla. Un grano, como su nombre indica tiene el tamaño de un grano (de arroz, de trigo…). Un abceso tiene el tamaño de una nuez, y tiene causas diferentes. Como bien dices están relacionados con las fístulas, que son perforaciones intestinales o rectales que no llegan a cerrarse y provocan este tipo de infecciones periodicamente y son de difícil curación.
Tienes toda la razón, he dicho grano para entendernos a grosso modo, pero vamos, que cierta y médicamente es otra cosa distinta.
Tio necesito el final de esta hitoria para poder dormir por la noche!!!!!!!
Tenía bastante tiempo que no me reía tanto en el pito doble.

??El ojo del culo es mucho más necesario que los de la cara, porque sin estos se puede vivir? (Francisco de Quevedo, 1580 – 1645; escritor español)
(Esto lo vi en Peluche)
viejo de verdad que me he sentido tremendamente identificado con tu relato, espero que salga todo bien y que por fin puedas descansar ese culo jajajjajaja, deberíamos formar algún tipo de grupo de soporte moral o algo así para estos casos jajajaja.
Me identifico plenamente…
yo fui por un dolor en un huevo y acabé con un dedo dentro…
o varios… 
jajjajajjajajajajajjajajajajajjajajajjajajajajjajajajjajaja
DDDDDDDDDDD
Toda mi oficina esta riendose
Yo lo que flipo es con que te lo hicieran tan rápido…
Cinco mesecitos estuve yo esperando a que me operaran y ahora, unos cinco años después, vuelve a salirme el maldito grano. ¡Ya somos como de la familia!