Salirse los ojos de las órbitas

En una revista leí hace un tiempo esta inquietante pregunta:

¿Se nos pueden saltar los ojos al estornudar?

Y la no menos inquietante respuesta: SÍ

Sí, de ahí que en ese momento los cerremos. La fuerza del estornudo se transmite a través de los conductos nasales que discurren por el interior de la nariz y que se comunican con los ojos.

Instantes antes del estornudo, la musculatura ocular se contrae para evitar que la presión del aire cause daños en los ojos. Si no fuera así, éstos podrían salirse de las órbitas.

De hecho, existe documentación médica que corrobora este tipo de accidentes: por ejemplo, hay quien para permanecer despierto se ha colocado unos palillos en los párpados y, al estornudar, no sólo salieron disparados los palillos, sino que los ojos se salieron de las órbitas.

Esto me ha traído a la memoria cierto chiste:

Un hombre iba por la calle y le da un apretón bestial. Empieza a correr hacia su casa pensando que se iba por la pata abajo. Llega a su edificio y el ascensor está roto, con lo que tiene que subir por las escaleras mientras nota que no se va a a poder aguantar y se va a cagar encima.

Por fin llega a su casa (que no había nadie) entra corriendo, se va como un rayo para el cuarto de baño, se sienta en la taza del water y…

¡Oh, cruel destino! En el mismo momento en que se sienta el apretón se convierte en estreñimiento. Ahora resulta que no le sale nada…

– Cachis la mar, ¿será posible? ¡con las ganas que traía que se me iba a salir!

El hombre empieza a hacer fuerzas Mmmmmpfff… mmmpff pero nada de nada….

Y cada vez a hacer fuerzas más grandes…. MMMMPPPFFF… UUURGGH… Nada…

Los ojos abiertos como platos, las venas del cuello y la frente totalmetnte marcadas, la cara roja como un tomate… MMMMPPPFFF… UUURGGH…

En esto que entra su mujer en la casa, pasa por al lado del cuarto de baño y al ver que está dada la luz, pero pensando que no hay nadie, la apaga.

Desde dentro del cuarto de baño se escucha un grito aterrador:

– ¡¡¡ AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH !!!

La mujer vuelve corriendo, enciende la luz y abre la puerta y se encuentra a su marido sentado en la taza del water, todo sudoroso, jadeando y con una mano en el corazón…

– Arf, arf, arf…. Ma… María…. ¿has sido tú la que ha apagado la luz?

– Sí…

– ¡Menos mal! ¡CREÍ QUE ME HABÍAN ESTALLADO LOS OJOS!