La programación de Cuatro

Confieso que no he visto demasiados programas de la nueva cadena en abierto de Polanco, pero la impresión que llevo por ahora no es muy positiva. Los que esperaban un Canal+ en abierto se habrán sentido decepcionados, porque la parrilla de Cuatro es como el reverso cultureta de Telecinco y Antena 3. Realities extraños, magazines de tarde encorsetados con mi odiada Siñeriz (¿tendrá enchufe esta tía? es que no la aguanto) y un extrañamente contenido Boris Izaguirre.

También hay concursos, como no. El domingo pillé uno en el que hacían preguntas sobre la televisión, explotando el rollo nostálgico de Marco, la Abeja Maya y los chiripitifláuticos que ya tenemos más que gastado los usuarios del correo electrónico (os juro que si recibo otro email sobre los felices 80 y lo mayores que somos poto). Lo mejor fue el premio, en vez de euros dubidú al ganador le obsequiaron con un auténtico incunable discográfico, el CD de Leticia Sabater (si, el que incluía el Leti-rap). Seguro que está cotizadísimo en Ebay. Anda que la cara que se le quedó al concursante panoli, eso reconozco que sí que estuvo bien.

«pasmao me quedé con lo del Leti-rap»

Todo, además, parece excesivamente politizado. En una entrevista a Antonio Banderas, la tal Ana Hache (tampoco le pillo la gracia a ésta) le preguntó hasta tres veces su opinión sobre Bush. Del telediario de Gabilondo solo vi el primero y me pareció, cuanto menos, curioso que el presentador también estuviera presente en el reportaje que hicieron sobre la quema de coches en Francia. Extraño caso de transustanciación catódica.

En fin, nos queda la esperanza de que programen buenas series, de esas que todos acabamos bajando por la mula porque a los arriesgados programadores de las otras cadenas generalistas no les cuadra en su concepción del espectáculo (véase Firefly o la relegación a horarios de madrugada de las temporadas de 24). El martes que viene estrenan Roma, una superproducción de la HBO que parece a priori interesante. Permanezcan en sintonía.